Ahorrar energía en el cuarto de baño
Está claro que, si pensamos en el consumo de cada estancia de una vivienda, la cocina es la que se sitúa a la cabeza. Sin embargo, el cuarto de baño se podría colocar como la segunda estancia que más consume.
La iluminación, la calefacción y, sobre todo, el agua caliente, hacen que el consumo de energía en un baño se dispare. Veamos cómo podemos ahorrar energía en el cuarto de baño.
Energía renovable para el Agua Caliente Sanitaria
El Agua Caliente Sanitaria es aquella destina al consumo humano que se calienta. De ésto se dice que supone el 25% del consumo de energía de una vivienda.
Para conseguir ahorrar en la factura de electricidad en este sentido, desde hace catorce años, en los edificios de nueva construcción es obligatorio instalar placas solares para el ACS del edificio.
Eficiencia máxima del sistema de ACS
Un sistema de acumulación tiene una mayor eficiencia que aquellos que producen el agua de forma instantánea, ya que éstos últimos calientan el agua mientras es demandada.
Además, es importante fijarse en la etiqueta de eficiencia energética de los aparatos. Cuanto más eficiente es un aparato, menos consume. Pese a que este tipo de aparatos eficientes son más caros, el menor consumo que tienen hace que se amorticen rápido.
Evitar sistemas que funcionen con electricidad
Como fuente de energía el gas natural es mucho más económico que la electricidad. El precio del kilovatio hora del gas natural puede llegar a ser un tercio del kilovatio hora de electricidad.
Si, por desgracia, no dispones de suministro de gas natural, puedes aprovecharte de las tarifas con discriminación horaria si usas la mayor cantidad de energía en tu baño por la noche.
Aislamiento de las tuberías y conductos
Si los diferentes conductos y tuberías de los sistemas que utilicemos para agua caliente no se encuentran aislados de forma correcta, su consumo de energía será mayor para poder mantener la misma temperatura.
El aislamiento es muy importante en aquellos equipos donde fluyen líquidos calientes o fríos que proceden de la generación térmica, en instalaciones de calefacción, climatización, agua caliente sanitaria y energía solar térmica.
Cierra el grifo
Puede parecer algo obvio, pero dejarse el grifo abierto supone un desperdicio de agua y, por ende, de energía.
Un grifo abierto consume unos seis litros de agua, que llegan a diez si es una ducha.
Grifos monomandos
Un grifo diferente para el agua calienta y el agua fría conlleva un consumo mayor que aquellos que son el mismo (monomando) para ambas temperaturas.
Un grifo monomando de apertura en frío tiene un sistema de apertura de noventa grados y está diseñado de forma específica para ahorrar la energía que destinamos al agua caliente.
Un grifo monomando de apertura en 2 posiciones nos da la ventaja de que, al abrir el grifo sin control, no se da la apertura completa.
También existen grifos termostáticos que disponen de dos mandos que permiten ajustar tanto la temperatura como la cantidad de agua que pasa.
Instala reductores de caudal
Un aireador reduce el caudal en un grifo de la misma forma que existen cabezales para la ducha que reducen el consumo y gastan la mitad de agua y energía que los convencionales.
Otra de las partes del baño donde podemos ahorrar es en la cisterna. Existen sistemas como los de doble pulsador o descarga parcial que nos posibilita ahorrar mucha agua.
Ahorra agua
Una ducha consume menos agua y energía que un baño, de la misma forma que lavarse los dientes con agua fría o cerrar el grifo mientras nos lavamos las manos o los dientes.
Se ha demostrado que darse una ducha consume una cuarta parte de la energía y el agua de un baño.
Temperatura del agua
Es aconsejable que la temperatura del agua esté entre 30 grados y 35 grados. A más grados, mayor será el consumo.